• A una boca vendida,
    a una infame boca,
    cuando sintió el impulso que en la vida
    a locuras supremas nos provoca,
    dio el primer beso, hambriento de ternura
    en los labios sin fuerza, sin frescura.
    No fue como Romeo
    al besar a Julieta;
    el cuerpo que estrechó cuando el deseo
    ardiente aguijoneó su carne inquieta,
    fue el cuerpo vil de vieja...