• He vuelto a media noche a mi casa, y un canto
    como vena de agua que solloza, me acoge...
    Es el músico célibe, es el solista dócil
    y experto, es el zenzontle que mece los cansancios
    seniles y la incauta ilusión con que sueñan
    las damitas... No cabe duda que el prisionero
    sabe cantar. Su lengua es como aquellas otras
    que el candor de los clásicos...