• Hoy que la indiferencia del siglo me desola
    sé que ayer tuve dones celestes de continuo,
    y con los ejercicios de Ignacio de Loyola
    el corazón sangraba como al dardo divino.

    Feliz era mi alma sin que estuviese sola:
    había en torno de ella pan de hostias, el vino
    de consagrar, los actos con que Jesús se inmola
    y tesis de Boecio y de Tomás de Aquino....