Ya que me abandonaste, ¡oh tú, esperanza!,
 «volved a mí», les dije a mis recuerdos;
 mas mi voz resonó hueca y profunda
 en un sepulcro abierto.  
 Cuando me veas pensativo y triste,
 no indagues en qué pienso;
 del ángel de las tumbas,
 tú, ángel de luz, ¿pudieras tener celos?  
 Ella alzó entonces los rasgados ojos
 y preguntó con...