• Crezca sin tasa el doloroso llanto
    que las mejillas férvido te inunda,
    y que das a la muerte
    de tu madre segunda,
    que con inmenso amor supo quererte:
    llora, sin tregua llora,
    desde que luce el rayo de la aurora
    hasta que duerme el día
    entre los brazos de la noche fría:
    ¡que en tan amargos duelos,
    en tan hondos pesares,
    tener el...