• Duerma ya el viento en el marino llano;
    que la nave, desnuda de la vela
    que su soplo impelió, rápida vuela
    sin su socorro vano.
    Tú a su gigante mole das una alma,
    un impaciente espíritu de fuego,
    que no se cura del tenaz sosiego
    de la más muerta calma.
    Y en vez del ala de turgente lino,
    moviendo rauda cortadora rueda
    y alzando espuma...