• ¡Cuán vasto, cuán callado, cuán desierto
    hallan mis pasos el materno hogar!
    Cada eco triste que al andar despierto
    me parece, de pena sollozar!
    Ya tu acento mi oído no recrea,
    oh madre, ni a escucharte volveré,
    instando la doméstica tarea,
    mover en torno el diligente pie.
    Cual antes, ese pie no ya impaciente,
    vendrá a buscarme, ni a esa...