I

Raza de Abel, duerme, bebe y come;
Dios te sonríe complaciente.

Raza de Caín, en el fango
Arrástrate y muere miserablemente.

¡Raza de Abel, tu sacrificio
Halaga la nariz de Serafín!

Raza de Caín, tu suplicio,
¿Tendrá alguna vez fin?...

Yo te cantaré sobre cuerdas nuevas,
¡Oh, mi pequeña corza que te complaces
En la soledad de mi corazón!

Que te engalanen las guirnaldas,
¡Oh, mujer delicada
Que de los pecados nos redimes!

Como de un bienhechor Leteo,
Yo extraeré besos tuyos,
Que...

Es una mujer hermosa y de rica prestancia,
Que deja en el vino arrastrar su cabellera.
Las zarpas del amor, los venenos del garito,
Todo se desliza y embota en el granito de su piel.

Ella se ríe de la Muerte y burla del Libertinaje,
Esos monstruos cuya mano, que...

El Uno te ilumina con su ardor,
El otro en ti te pone su duelo, ¡Natura!
El que dice a uno: ¡Sepultura!
Dice al otro: ¡Vida y esplendor!

Hermes desconocido que me asistes
Y que siempre me intimidas,
Tú me haces al igual de Midas,
El más triste de los...

La vida es un hospital en el que cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama. Éste querría padecer junto a la estufa y aquél cree que se curaría frente a la ventana.

A mí me parece que estaría bien allí donde no estoy, y esa idea de mudanza es una de las que discuto sin...

He aquí que llega el tiempo en que vibrante en su tallo
Cada flor se evapora cual un incensario;
Los sonidos y los perfumes giran en el aire de la tarde,
¡Vals melancólico y lánguido vértigo!

Cada flor se evapora cual un incensario;
El violín vibra como un corazón...

Cuando, por un decreto de las potencias supremas,
El Poeta aparece en este mundo hastiado,
Su madre espantada y llena de blasfemias
Crispa sus puños hacia Dios, que de ella se apiada:

—"¡Ah! ¡no haber parido todo un nudo de víboras,
Antes que amamantar esta...

¡Oh, finales de otoño, inviernos, primaveras cubiertas de lodo,
Adormecedoras estaciones! yo os amo y os elogio
Por envolver así mí corazón y mi cerebro
Con una mortaja vaporosa y en una tumba baldía.

En esta inmensa llanura donde el austro frío sopla,
Donde en las...

Aunque tus cejas malas
Te infunden un aire extraño
Que no es digno de un ángel,
Hechicera de los ojos atrayentes,

¡Yo te adoro!, ¡oh, mi frívola,
Mi terrible pasión!
Con la devoción
del sacerdote por su ídolo.

El desierto y la floresta
...

I

Pronto nos hundiremos en las frías tinieblas;
¡Adiós, viva claridad de nuestros menguados estíos!
Escucho ya caer con resonancias fúnebres
La leña retumbante sobre el empedrado de los patios.

Todo el invierno va a penetrar en mí ser: cólera,
Odio,...