I
Raza de Abel, duerme, bebe y come;
Dios te sonríe complaciente.
Raza de Caín, en el fango
Arrástrate y muere miserablemente.
¡Raza de Abel, tu sacrificio
Halaga la nariz de Serafín!
Raza de Caín, tu suplicio,
¿Tendrá alguna vez fin?...
I Raza de Abel, duerme, bebe y come; Raza de Caín, en el fango ¡Raza de Abel, tu sacrificio Raza de Caín, tu suplicio, |
Yo te cantaré sobre cuerdas nuevas, Que te engalanen las guirnaldas, Como de un bienhechor Leteo, |
Es una mujer hermosa y de rica prestancia, Ella se ríe de la Muerte y burla del Libertinaje, |
El Uno te ilumina con su ardor, Hermes desconocido que me asistes |
La vida es un hospital en el que cada enfermo está poseído por el deseo de cambiar de cama. Éste querría padecer junto a la estufa y aquél cree que se curaría frente a la ventana. A mí me parece que estaría bien allí donde no estoy, y esa idea de mudanza es una de las que discuto sin... |
He aquí que llega el tiempo en que vibrante en su tallo Cada flor se evapora cual un incensario; |
Cuando, por un decreto de las potencias supremas, —"¡Ah! ¡no haber parido todo un nudo de víboras, |
¡Oh, finales de otoño, inviernos, primaveras cubiertas de lodo, En esta inmensa llanura donde el austro frío sopla, |
Aunque tus cejas malas ¡Yo te adoro!, ¡oh, mi frívola, El desierto y la floresta |
I Pronto nos hundiremos en las frías tinieblas; Todo el invierno va a penetrar en mí ser: cólera, |