Señora: llego a Ti
Desde las tenebrosas anarquías
Del pensamiento y la conducta, para
Aspirar los naranjos
De elección, que florecen
En tu atrio, con una
Nieve nupcial... Y entro
A tu Santuario, como un herido
A las hondas quietudes hospicianas...
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Ingenuas provincianas: cuando mi vida se halle A la hora del Angelus, cuando vais por la calle, |