XIV.
Te ví un punto, y, flotando ante mis ojos
La imagen de tus ojos se quedó,
Como la mancha oscura, orlada en fuego,
Que flota y ciega, si se mira al sol.
Adonde quiera que la vista fijo,
Torno á ver sus pupilas llamear;
Mas no te encuentro á tí; que es tu mirada:
Unos ojos, los tuyos, nada más.
De mi alcoba en el ángulo los miro
Desasidos fantásticos lucir:
Cuando duermo, los siento que se ciernen
De par en par abiertos sobre mí.
Y sé que hay fuegos fátuos que en la noc
Llevan al caminante á perecer:
Yo me siento arrastrado por tus ojos,
Pero adonde me arrastran, no lo sé.