José Zorrilla

  • Mi nombre fué don Enrique,
    rey de la fermosa España.
    Todo ombre verdat publique
    sin lisonja por fasaña.
    Pobre andando en tierra estraña
    conquistó tierras e. gentes.
    Agora parad bien mientes
    quel yago tan sin compaña
    so esta tumba tamaña.

    Con...

  • Episodio de la mía
    es la historia de una rosa,
    tan punzante como hermosa;
    una Rosa a quien yo amé.
    En mi huerto se abrió un día;
    de mi huerto la arrancaron,
    a la corte la llevaron,
    y tras ella mi alma fué.

    De una reina al pie del trono
    la...

  • Vivia en cierto lugar
    De la Estremadura un juez
    De ir llegando á la vejez
    Con grandísimo pesar.

    Era el tal un hombre obeso,
    De gran nariz, buen color,
    Formidable bebedor...
    Hombre en fin de mucho seso.

    Hombre á quien nunca ablandaron
    Las...

  • ¿Qué quieren esas nubes que con furor se agrupan
    del aire trasparente por la región azul?
    ¿Qué quieren cuando el paso de su vacío ocupan
    del cenit suspendiendo su tenebroso tul?

    ¿Qué instinto las arrastra? ¿Qué esencia las mantiene?
    ¿Con qué secreto impulso por el...

  • ¿Que se hicieron las auras deliciosas
    Que henchidas de perfume se perdian
    Entre los lirios y las frescas rosas
    Que el huerto ameno en derredor ceñian?
    Las brisas del otoño revoltosas
    En rápido tropel las impelian,
    Y ahogaron la estacion de los amores
    ...

  • Dueña de la negra toca,
    la del morado monjil,
    por un beso de tu boca
    diera a Granada Boabdil.

    Diera la lanza mejor
    del Zenete más bizarro,
    y con su fresco verdor
    toda una orilla del Darro.

    Diera la fiesta de toros
    y, si fueran en sus manos...

  • ¡Ay del triste que consume
    su existencia en esperar!
    ¡Ay del triste que presume
    que el duelo con que él se abrume
    al ausente ha de pesar!

    La esperanza es de los cielos
    precioso y funesto don,
    pues los amantes desvelos
    cambian la esperanza en...

  • Aparta de tus ojos la nube perfumada
    que el resplandor nos vela que tu semblante da,
    y tiéndenos, María, tu maternal mirada,
    donde la paz, la vida y el páramo está.

    Tú, bálsamo de mirra; Tú, cáliz de pureza;
    Tú, flor de paraíso y de los astros luz,
    escudo sé...

  • ¡Gloria al Señor! ¡Hosanna en las alturas
    al Dios que sobre el Gólgota sangriento
    redimiendo al morir las criaturas
    su cuerpo les dejó por alimento!
    ¡Gloria al Señor en cuya fe seguras
    sus almas se tornarán al firmamento,
    donde se ofrece en celestial comida...