Opónese la Luna al Sol flamante,
Y aunque le debe todo el lucimiento,
No le faltó villano atrevimiento,
Para oponerse ingrata al Sol radiante:
Siente la oposición la tierra amante,
Porque ve del eclipse el sentimiento,
Mas aunque el Sol parezca sin aliento,
Para el Cielo se queda Sol brillante.
Así la Reina pues, cual Sol lustroso,
El eclipse padece entristecido
A la tierra, que siente el fin penoso:
Pero volviendo al Cielo es tan lucido,
Que si a la tierra queda tenebroso,
Para el Cielo se ofrece esclarecido.