Río Moro

Tu incesante rumor vine escuchando Desde la cumbre de lejana sierra; Los ecos de los montes repetían Tu trueno en sus recónditas cavernas. Juzgué por ellos tu raudal, fingíme Tras vaporoso velo tu belleza, Y ya sobre tu espuma suspendido, Gozo en ahogar mi voz en tu bramido. ¡Qué mísera ficción! Quizá en mis sueños He recorrido tus hermosas playas, En esas horas en que el cuerpo muere Y adora á Dios en su creación el alma; Que sólo dejan en la mente débil Pálidas tintas y memorias vagas Pero te encuentro grande y majestuoso, Rey ponderado del desierto hermoso. Bajo el techo de musgos y de pancas, Abrigo del viajero solitario, El rudo y fatigoso movimiento De tus ondas veloces contemplando, Del fondo de las selvas me traían Las auras tus perfumes ignorados, Mezcla del azahar y del canelo, Gratos aromas de mi patrio suelo. Entonces una lágrima rebelde Humedeció mi pálida mejilla, Dulce como esas que á los ojos piden Caros recuerdos de felices días Elocuente, si hay lágrimas que encierren La historia dolorosa de una vida; Aquí llevóla indiferente el río, Murió como las gotas de rocío. Eres hermoso en tu furor: del monte Lanzado en tu carrera tortuosa, Vas sacudiendo la melena cana Que los peñascos de granito azota; Y detenido, de coraje tiemblas, Columpiando al pasar la selva añosa. Las nieblas del abismo son tu aliento Que en leyes copos despedaza el viento. ¿ De dó vienes así desconocido Con tu lujo y misterios? ¿ Gente indiana Hacia el Oriente tus orillas puebla En verdes bosques y llanuras vastas, Cuyo límite azul borran las nubes Que en el confín del horizonte vagan? Dime, ¿ esas tribus que do naces moran, Viven felices ó miseria lloran? Pienso que á orillas del raudal velado Por grupos de jazmines y palmeras, Púdica virgen de esmeraldas ciñe Su negra y abundante cabellera; Y acaso el homicidio sangre humana A los cristales de tus linfas mezcla, Y al odio y al amor indiferente Confunde sus despojos tu corriente. Vi al pescador de los lejanos valles Tus peñas escalando silencioso, La guarida buscando de la nutria Y el pez luciente con escamas de oro Contóme hazañas de su vida errante Sentado de mi hoguera sobre el tronco; Le vi dormir el sueño de la cuna, Y envidié su inocencia y su fortuna. La fúnebre viragua repetía Sus trinos que saludan al invierno, Y luces de topacio y de diamante Te daba del relámpago el reflejo; En las cavernas tu rumor ahogando Tristes gemidos modulaba el viento Así admiré tu pompa y hermosura Entre las sombras de la noche oscura. Viajero de regiones ignoradas, Ay! ni una sola de tus ondas crespas A encontrar volveré, ni de mis pasos En tus orillas durará la huella. Más celosa que el tiempo que convierte Ricas ciudades en llanuras yermas, Guarda natura su secreto al hombre Y do escribirle osó, borra su nombre. Como burbujas en tu manto llevas, Irán los soles sobre ti pasando, Y te hallarán los de futuros siglos Como hoy- undoso, trasparente y raudo. No existirá ni la ceniza entonces De mí, que rey de la creación me llamo, Y si guarda mi nombre el mármol frío, Lo hollará con desdén el hombre impío. Más felices las flores de tu orilla, Nacen, al aire su perfume exhalan, Marchitas ya, se mecen en la espuma, Y mil, más bellas, sus capullos rasgan Más felices tus ondas, al Oceano Van á gemir en extranjeras playas; Y yo con mi ambición pobre y proscrito, De mi raza...infeliz purgo el delito.

Collection: 
1857

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  • Soñé vagar por bosques de palmeras
    cuyos blondos plumajes, al hundir
    su disco el Sol en las lejanas sierras,
    cruzaban resplandores de rubí.

    Del terso lago se tiñó de rosa
    la superficie límpida y azul,
    y a sus orillas garzas y palomas
    posábanse en los...

  • El vencedor ejército la cumbre Salvó de la montaña, Y en el ya solitario campamento Que de vívida luz la tarde baña, Del negro terranova, Compañero jovial del regimiento Resuenan los aullidos Por los ecos del valle repetidos. Llora sobre la tumba del soldado, Y bajo aquella cruz de tosco leño...

  • Y dejamos su tumba para siempre
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    Sola con los mugidos de los vientos
    Y el fragor de la mar en la ribera!
    Aquel postrer adiós que no responden
    Los mudos labios ni las manos yertas,
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    Lentamente...

  • Ay! cuántas veces en las lentas horas De la noche callada, antes que el sueño Venga á cerrar mis párpados, recorre Mi memoria tenaz los bellos días De lloros y de risas infantiles A que siguieron tan hermosos años! Sus palabras de amor entonces oigo, Sus votos de constancia...no cumplidos, Y...