Hermano mío en el arte y en la lira sagrada
Que de la vieja estigia sentado en un recodo
Me dices que las cosas de este mundo son nada
Pero que las del otro, las del celeste, todo
No siembres esa lívida seta emponzoñada
En mi jardín de sueños, con tan amable modo
Sino una vid de vida, de racimos cargada
Que de alegría deje el corazón beodo