Ayer corrió el arroyo de linfa transparente
en reducido lecho con lánguido rumor;
hoy surge caudaloso y arrastra en su creciente
los juncos de la orilla, las hojas de la flor.
Ayer perdió el arroyo sus olas y sus giros:
vio pálido el nenúfar, marchito el alhelí;
hoy vuelven las palomas con férvidos suspiros,
y mojan en sus aguas su pico carmesí.
Hoy altos los retoños ostentan frentes blondas,
hoy pinos acopados agitan su dosel,
y alzando su cabeza, rompiendo por las ondas,
hoy tiende relinchando sus crines el corcel.
¡Qué bello entre las güijas con tardo movimiento
se arrastra en las arenas torcido caracol!
¡Qué cantos alza el ave! ¡Qué espumas riza el viento!
¡Qué cisne cruza el agua! ¡Qué flores dora el sol!
Sus límpidas espumas no encuentran un escollo,
da el alba con sus rayos esmaltes al cristal;
al borde las espigas despliegan su pimpollo,
al centro el lirio ofrece su seno virginal.
Aquí, preciosa Julia, bajo frondosa jagua
dichosos reposemos: no te detengas, no;
¡la sed me abrasa tanto! ¡Tan fresca corre el agua!
¡Haz copa de tus manos, y en ellas beba yo!