A mis críticos

Si supiérais con qué piedad os miro
y cómo os compadezco en esta hora.
En medio de la paz de mi retiro
mi lira es más fecunda y más sonora.

Si con ello un pesar mayor os causo
y el dedo pongo en vuestra llaga viva,
sabed que nunca me importó el aplauso
ni nunca me ha importado la diatriba.

¿A qué dar tanto pábulo a la pena
que os produce una lírica victoria?
Ya la posteridad, grave y serena,

al separar el oro de la escoria,
dirá cuando termine la faena,
quién mereció el olvido y quién la gloria.

Collection: 
1887

More from Poet

  • De noche, bajo el cielo desolado,
    pienso en tu amor y pienso en tu abandono,
    ¡y miro en mi interior deshecho el trono
    que te alcé como a un ídolo sagrado!

    ¡Al ver mi porvenir despedazado
    por tu infidelidad, crece mi encono!
    Mas, como sé que sufres, te perdono...

  • Dime: cuando en la noche taciturna,
    la frente escondes en tu mano blanca,
    y oyes la triste voz de la nocturna
    brisa que el polen de la flor arranca;

    cuando se fijan tus brillantes ojos
    en la plomiza clámide del cielo...
    y mustia asoma entre tus labios rojos...

  • ¡Y no temblé al mirarla! El tiempo había
    su tez apenas marchitado; hacía
    tanto... que ni de lejos la veía...

    Vago tinte de aurora su semblante
    inundó de repente, en el instante
    en que me vio tan cerca... y tan distante!...

    Las luchas interiores, no los años...

  • ¡Amad la muerte, amadla!... ella procura
    el supremo descanso, ella nos guía
    en el camino del silencio, es fría
    pero buena… ella mata l‘amargura!

    Ella es la maga de la sombra… es pura
    y eterna… y todos la llamáis impía!
    Por qué? ¿Porque nos besa en l‘agonía...

  • Melancólica reina pudibunda
    que vagas por los ámbitos del cielo
    como un místico témpano de hielo
    entre la negra oscuridad profunda.

    En esta noche en que tu faz circunda
    un halo transparente como el velo
    de las vírgenes novias, un anhelo,
    azul y enorme...