I
Por capricho
soy soltero
que el lechero
gozar debe libertad:
y no tengo
más vestido
que un bonete
carcomido,
y un raído chiripá.
Pero el mundo
todo es mío:
yo en un río
sé nadar;
yo en el campo soy un viento
y en el pueblo me presento
sin deseos
más constantes
que tener buenos marchantes
que me vengan a comprar.
II
Cuando apenas
canta el gallo,
mi caballo
me levanto yo a ensillar:
ningún otro
va conmigo,
ni conozco más amigo
que me sepa acompañar.
Y al oírme
de mañana,
la ventana
va a entornar
La que se había dormido
sobre su lecho mullido,
y con hambre
se despierta,
y me busca
mal cubierta
para tener que almorzar.
III
Si una bella
por ventura,
con dulzura,
en la calle me miró,
de la leche
ya me olvido,
y enamorado perdido
de amor sólo entiendo yo.
Mas si alguna
desdeñosa,
mostrarme osa
desamor,
la digo claro que es fea,
y me crea o no me crea,
yo me marcho
dando gritos:
buena leche;
marchantitos,
buena leche vendo yo.
IV
En invierno
y en verano
siempre gano
para jugar y comer,
y si acaso
pierdo un día,
espero en Dios y en María
que otro día me irá bien:
pues no todo
sale bueno,
se oye el trueno
alguna vez:
y si hoy mi caballo rueda,
llegará un día en que pueda
del alcalde
y el teniente,
hacer burla
frente a frente
cuando esté firme de pie.
V
Así paso
la semana,
y la mañana
no se me ocurre pensar.
Si es domingo
voy a misa,
y no me mudo camisa
si no la puedo encontrar.
Soy en guerra
montonero,
soy lechero
cuando hay paz.
Sólo necesito y quiero
tener pronto un parejero,
en que pueda
bien seguro,
si se ofrece
algún apuro,
no correr sino volar.