Gratitud

Oh amistad, santa, divina,
hija del cielo en la tierra,
todo bien en ti se encierra,
todo al bien por ti camina.

Eres tesoro inefable
del corazón y del alma;
por ti el hombre en dulce calma
goza un placer perdurable.

Eres imán de la vida
en este mundo enojoso
eres bálsamo copioso
para un alma dolorida.

Por ti en medio de su angustia
la desgracia enjuga el llanto,
tú mitigas un quebranto
cuando está afligida y mustia.

Por ti la orfandad llorosa
halla una mano propicia,
que dulcemente acaricia
su existencia lastimosa:

Por ti el infeliz cuitado,
en los días de amargura,
halla solaz y ventura
de sus penas olvidado.

Eres destello divino
que a la razón encamina,
y benéfico ilumina
la oscuridad del destino.

Eres fuente saludable
de ternísima fruición,
y contra la vil pasión
santo muro inexpugnable.

Amistad ¡oh don precioso!
de la vida hermoso faro,
por donde voy te reparo
y te acato silencioso.

Por ti mi respeto crece
en esta mansión propicia,
do bienhechora caricia
tu dulce sombra me ofrece.

Aquí libre de la injuria
de injustos perseguidores,
no pruebo los sinsabores
de su maldecida furia:

Tranquilamente respiro
sin que el alma desconfíe:
todo aquí en paz me sonríe,
y aquí por nada suspiro.

¡Silencio!... Mi patria gime
llena de oprobio y cautiva:
¡No habrá quietud mientras viva
el tirano que la oprime!

Collection: 
1838

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