Fiesta cromática en el mar

Desgranamiento de rubíes
y crujidos de seda rosa,
romper de gasas carmesíes
y de púrpura temblorosa.

Ópalos, granas y berilos
en las ondas aurirrizadas,
que a las rocas de duros filos
dejan de luces consteladas.

Sobre los riscos y peñones
se diría que alguien hubiera
volcado las constelaciones
o prendido la Primavera.

El mar, al aúreo mediodía,
es un tapiz de reina asiática;
en él vibra la sinfonía,
la gran sinfonía cromática.

Materialízase un utópico
cuento leído en las Mil y Una;
sobre el divino mar del trópico
pasa en su carro la Fortuna.

La móvil onda dice: ¡Vida!
con femenil volubidad;
del cielo la comba inmedida,
serena; dice: ¡Eternidad!

El pobre espíritu suspenso,
estático y turbado está
frente a las olas y al inmenso
absoluto del Más Allá...

Ya el rojo es pálido... las olas
toman un tinte turquí...
Y ya son mustias amapolas
las que eran rosas de rubí...

Pronto esta fantasmagoría
irá en la noche a fenecer
y será luego, su agonía
un divino palidecer.

Y en el crepúsculo marino,
sobre el azul plafond astral,
¡pondrá una estrella su perlino
punto final!

Collection: 
1918

More from Poet

  • Él empieza donde acaban
    Espacio y Tiempo: su faz
    ve lo que es y lo que ha sido
    y lo que siempre será.

    La luz que hace su palabra
    ningún viento apagará.
    La mar le llama su brida
    y su rienda el huracán.

    Él solo, fuera del círculo
    de todo...

  • A Jacinto Benavente

    El lento son de la garúa,
    en la calle del arrabal,
    en mi corazón acentúa
    la dolencia sentimental.

    Simula, con su intermitente
    lagrimeo, la lluvia clara,
    la voz de algún adolescente
    lloroso, que silabeara.

    Tiene también...

  • Al verte, sin pensar, se dice ¡Ave María...!
    Y pues es tuyo el reino de la estrella y la rosa
    y está en tu corazón la sacra Poesía
    por gracia de una antigua virtud maravillosa;

    que suenen tiorbas y arpas; y Psalmo y Letanía
    se digan en tu elogio; que la lira y la...

  • Está en el bosque, sonrosada,
    la luna de la madrugada.

    El negro bosque rememora
    lo que miró desde la aurora:

    Se recuerda, temblando, una hoja
    del lobo y Caperuzita Roja;
    del aúreo son del olifante
    del Rey de barbas de diamante
    habla la eufónica...

  • Cuando retornas, divina Primavera,
    solloza el alma presa en su dolor cobarde...
    Y una voz fresca y pura dice en mi oído: ¡Espera!
    Y una voz melancólica grita en mi pecho: ¡Es tarde!...

    En piélagos de duda boga mi pensamiento.
    ¿Y qué hallaré —suspira— tras la dura...