En uno de los montes Ossa ó Pelio
Se debiera esculpir el monumento
Del gran pilar de la christiana Iglesia;
Mas tambien fuera angosto, aunque abarcára
Quanto el mar ciñe, ó quanto ilustra Febo.
En chica huesa caben los despojos,
Sobre quien tiene fuerza muerte y tiempo;
Pero no encierra término la gloria
De las ilustres hazañosas obras.
Claro Príncipe, luz y honor de Hesperia,
Vicario de las dos lumbres del suelo,
A quien dió la mayor cuidado y cargo
De guardar y limpiar su grey mas pura
Del contagioso mal de las vecinas:
Y la otra, que ser segunda debe,
Por su alteza y valor puso en tus hombros
El peso del gobierno de sus Reynos,
Y dió de su poder las llaves ambas,
Reposando en la fe de tu cuidado.
Pues con suma virtud, prudencia, industria,
Con firme pecho y animoso zelo,
Con valor sin igual restituiste
Su silla á la gentil virgen Astrea;
Y con suave y amoroso freno
En mansa paz, y dulce union registe
Gentes, lenguas, naciones diferentes:
Aunque aquí tú mortal yace só tierra,
Lo inmortal, y tu claro nombre y gloria,
Viven y vivirán eternamente.
En uno de los montes
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