En acentos lastimosos
Mi corazón se acredite,
Si en dulce amor salamandra,
En muerte quejosa Cisne.
De Anarda se queje el alma,
Que en bello rigor admite
Las espinas en sus rosas,
Las sierpes en sus jazmines.
Dueño ingrato, advierte ahora
Que cuando a mi pecho asistes,
Que te ofendes, si le ofendes
Que te afliges, si le afliges.
Con los ojos, con el alma
Te transformas, te apercibes,
Por basilisco, por áspid,
Cuando matas, cuando finges.
Con los robles, con los olmos
Competimos, fiera Circe,
Tu con estos, por mudable,
Yo con aquellos, por firme.
Ya las fuentes, ya los prados
Sin tus plantas no se visten,
Ni cristal en los Diciembres,
Ni esmeralda en los Abriles.
Ya los campos por venganza
De que ahora no los pises
Abren hierbas venenosas,
Brotan espinas sutiles.
Dos muertes ya tiene el pecho,
Si su muerte pretendiste;
Muere en agua, cuando llora,
Muere en fuego, cuando gime.
Muerto estoy, demos al Mundo
Cuatro prodigios, que admiren,
Tu de tirana, y de hermosa,
Yo de amante, y de infelice.