¡Cuán difícil es al hombre hallar un objeto amable con cuyo amor inefable pueda llamarse feliz! Y si este objeto resulta frívolo, duro, inconstante ¿Qué resta al mísero amante sino exclamar ¡ay de mí! El amor es un desierto sin límites, abrasado, en que a muy pocos fue dado pura delicia sentir. Pero en sus mismos dolores guarda mágica ternura, y hay siempre cierta dulzura en suspirar ¡ay de mí!
El ay de mí
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Vuela el buque: las playas oscuras a la vista se pierden ya lejos, cual de Febo a los vivos reflejos se disipa confuso vapor. y la vista sin límites corre por el mar a mis ojos abierto, y en el cielo profundo, desierto, reina puro el espléndido sol. Del aliento genial de la brisa nuestras velas...
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Dulce memoria de la prenda mía tan grata un tiempo como triste ahora, áureo cabello, misterioso nudo Ven a mi labio. ¡Ay! ven, y enjugue su fervor el llanto en que tus hebras inundó mi hermosa, cuando te daba al infeliz Fileno mísero amante. Lágrimas dulces, de mi amor consuelo, decidme siempre...
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Planeta de terror, monstruo del cielo, errante masa de perennes llamas que iluminas e inflamas los desiertos del Éter en tu vuelo; ¿Qué universo lejano al sistema solar ora te envía? ¿Te lanza del Señor, la airada mano a que destruyas en tu curso insano del mundo la armonía? ¿Cuál es tu origen,...
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Reina la noche: con silencio grave gira los sueños en el aire vano; cándida, pura, el silencioso llano viste la luna de su luz suave. ¡Hora de paz!... Aquí, do a nadie miro, en esta cumbre, alzado, heme, Señor, del mundo abandonado. ¡Cómo embelesa la quietud augusta de la natura, a la sensible...
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Templad mi lira, dádmela, que siento
En mi alma estremecida y agitada
Arder la inspiración. ¡Oh! ¡cuánto tiempo
En tinieblas pasó, sin que mi frente
Brillase con su luz...! Niágara undoso,
Tu sublime terror sólo podría
Tornarme el don divino, que ensañada...