Árbol de flores vestido,
de cantoras aves solio,
auras bullendo en la copa,
al pie cantando el arroyo.
Le ornó el alba con diamantes,
el mediodía con oro,
la tarde le dio su estrella,
la noche amor y reposo.
Cubriose el suelo de luto,
retumbaron truenos roncos.
¡Brilló la lumbre del rayo
y el árbol humeó en despojos!
¡Ay, mitad del alma mía!
¡Ay, mitad que ausente lloro!
¡Lástima de la llanura,
quedó el malherido tronco!