¡A volar!...
Me retiro, no hay que ver,
Al ñudo son sus halagos,
Estos ya no son mis pagos,
Los pagos que dejé ayer.
Ansiaba, amigo, volver
Pa ver mis viejas taperas,
Y me hayo con puras eras,
Y puras tierras aradas,
Y paisanas remangadas
Cuidando las sementeras.
¡La gran flauta, qué dolor
Ver negriar esas cuchiyas
Ande antes vide tropiyas
De baguales de mi flor!
Hoy sólo el güey arador,
El mancarrón aguatero,
El crioyito... majorero
Que come gófia a puñáos
Y chanchos enchiqueráos
Que jieden de lo más fiero.
Los que jueron gramiyales
Que daban gusto a los ojos,
Se han convertío en rastrojos
Tuitos yenos de abrojales.
No hay mangueras ni corrales,
Pero no falta el chiquero,
Ni el galpón, ni el gayinero,
Ni siyas en las cocinas,
Porque ¡ahijuna! hasta las chinas
Cambiaron de asentadero.
¿Chinas, dije? Pues reculo
La expresión; áura el hembraje
Ha cambiado hasta el pelaje
Con ladino disimulo.
¡Compañeros, hay cada rulo!
¡Cada frente de cuajada!
Cada mejilla rosada
Como pintada por Dios
Como carmín, polvos de arroz
Y sebo de riñonada!!...
Nada, ¡a volar, a volar!
Ni estos mis pagos han sido,
Ni el que como yo los vido
Los golverá a recordar.
Voy ande pueda pulpiar
Y amañar un redomón,
Ande alegren un jogón
Gáuchos que digan primores,
Y hembras que enviden amores
Al cebar un cimarrón.