Cápsulas

El pobre Juan de Dios, tras de los éxtasis del amor de Aniceta, fue infeliz. Pasó tres meses de amarguras graves, y, tras lento sufrir, se curó con copaiba y con las cápsulas de Sándalo Midy. Enamorado luego de la histérica Luisa, rubia sentimental, se enflaqueció, se fue poniendo tísico y al año y medio o más se curó con bromuro y con las cápsulas de éter de Clertán. Luego, desencantado de la vida, filósofo sutil, a Leopardi leyó, y a Schopenhauer y en un rato de spleen, se curó para siempre con las cápsulas de plomo de un fusil.

Collection: 
1885

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  • Las cosas viejas, tristes, desteñidas, sin voz y sin color, saben secretos de las épocas muertas, de las vidas que ya nadie conserva en la memoria, y a veces a los hombres, cuando inquietos las miran y las palpan, con extrañas voces de agonizante, dicen, paso, casi al oído, alguna rara historia...

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  • Cuando al quererlo la suerte
    se mezclan a nuestras vidas,
    de la ausencia o de la muerte,
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    van, con rapidez que asombra,
    amigos al cementerio,
    ilusiones a la sombra,

    la intensa voz de ternura...

  • Si en tus recuerdos ves algún día entre la niebla de lo pasado surgir la triste memoria mía medio borrada ya por los años, piensa que fuiste siempre mi anhelo y si el recuerdo de amor tan santo mueve tu pecho; nubla tu cielo, llena de lágrimas tus ojos garzos; ¡ah! ¡no me busques aquí en la...