Vuelve el barco á las olas,
Vuelve el pardillo al soto;
Y yo á mi lira siempre,
Siempre á mi lira torno.
Dios, de una alma sensible,
La hizo aliento sonoro;
De Dios las alabanzas,
Ave de paso, entono.
De simples cantarcillos
Yo mis cantos compongo;
De bullidoras fuentes
La música recojo.
La voz de opaca selva
En escuchar me gozo,
La tórtola que gime.
Del trueno el eco ronco;
Al zumbador insecto
Entiendo, al viento sordo;
Y al balbucir del niño
Me inclino, y le respondo.
Atiendo yo en la iglesia
Al órgano armonioso
Cuando al sacro banquete
Asiste el virgen coro.
¡Almas que amáis el cielo!
Yo escucho vuestros votos,
Yo con vuestros suspiros
Piadosos himnos formo.