Hay algo en el aire, divino y sonoro,
hay sol en tus ojos, en tus labios, pomas;
suena mi esperanza como el agua de oro
que viene saltando por las verdes lomas.
Las tierras trascienden como un incensario,
y en los cerros, lejos, canta el campanario.
¿En qué tiempo estamos? ¿Sabemos acaso?
Luce el sol, dichoso. Las palomas hembras
se alejan radiosas por sobre el ribazo
buscando los granos de las nuevas siembras.
Aroman tus ojos como un incensario,
mientras bajo el cielo canta el campanario.
¡Qué aéreos se escuchan los toques lejanos!.
Ante ti, temblando, me inclino de hinojos.
El viento campestre que enciende los granos
enciende el milagro nuevo de tus ojos.
Nuestras almas arden como un incensario
y un idilio eterno canta el campanario.