De nuevo, ¡oh Salamanca! estoy aquí , de la prisión salido. La frente toda blanca, el cuerpo envejecido. ¡Si las canas me hiciese más temido! Sosegado ya un tanto vuelvo a emprender la vía abandonada sin rencor ni quebranto. ¿Fe y vida está salvada? ¡Pues todo no ha quedado en la estacada! Mañana hacia la ciencia seguiré sin sentir recelo alguno ni cargo de conciencia. ¡Dulce oficio oportuno que enseñar y aprender es todo uno! Pero es camino largo que hay que seguir tenaz con firme anhelo. A veces, cierto, amargo hasta romper el hielo; más grato cuanto más lejos del suelo. ¡Dulce camino loco! ¡Empresa más feliz cuanto más nueva! Que si es cierto que el poco saber nos pone a prueba, el mucho, si se alcanza, a Dios nos lleva.
Al salir de la prisión
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