¿Por qué volvéis a la memoria mía?,
tristes recuerdos del placer perdido,
a aumentar la ansiedad y la agonía
de este desierto corazón herido?
¡Ay!, que de aquellas horas de alegría
le quedó al corazón sólo un gemido,
y el llanto que al dolor los ojos niegan...

Donde sienta mi caballo los pies
no vuelve a nacer yerba.


Atila

CORO

¡Hurra, cosacos del desierto! ¡Hurra!
La Europa os brinda...