• Los espejos de límpida mirada
    con una voluptuosa complacencia
    copiaban tu imperial magnificencia
    de blondes y de seda perfumada.

    Las bujías de ardiente llamarada,
    en el salón de asiática opulencia,
    fingían, circundando tu presencia,
    los ojos de una fiera hipnotizada...

    Un llanto largo y musical vertía
    Chopin en una rara melodía...
    ...