• Ora, niña. Cantó ya entre las ruinas
    el himno de la tarde el solitario;
    y envuelto en sombra el pardo campanario
    dio el toque de silencio y oración.
    Murió ya el día, se enlutó la tierra;
    la golondrina vuelve a su techumbre;
    y del ocaso a la rojiza lumbre
    se recoge devoto el corazón.

    Todos rezan: los niños dulcemente
    con la envidiable fe...