• Con nuestras propias manos temblorosas
    tejemos nuestro bien y nuestro mal;
    ¡y deshojamos nuestras propias rosas
    como en un juego trágico y banal...!

    Y depués, al mirar el alma pobre,
    es la angustia y desesperación
    de ver trocado en monedas de cobre
    todo el oro de nuestro corazón...

  • Con nuestras propias manos temblorosas
    tejemos nuestro bien y nuestro mal;
    ¡y deshojamos nuestras propias rosas
    como en un juego trágico y banal...!

    Y depués, al mirar el alma pobre,
    es la angustia y desesperación
    de ver trocado en monedas de cobre
    todo el oro de nuestro corazón...