• ¡Tus hermosos ojos están fatigados, pobre amante!
    Quédate mucho tiempo, sin volverlos a abrir,
    En esa postura indolente
    En que te sorprendió el placer.
    En el patio el surtidor que brota
    Y no se calla ni de noche ni de día,
    Entretiene dulcemente el éxtasis
    En que, en esta tarde me sumió el amor.

    El haz desparramado
    En mil flores,
    ...