Era una noche en que el viento
con sordo acento mugía,
y en que no más se sentía
del trueno el ronco fragor.
Y en sombras la tierra envuelta
como en un fúnebre manto,
miedo causaba y espanto
al pecho de más valor.
Nadie en tan hórrida noche
cruzar tal vez se atreviera,
ni del valle la pradera,
ni la calle en la...