• ¡Hirviendo está en mi pecho la alegría!
    Partid, vientos veloces,
    desde las sierras de la Patria mía
    llevando a España mis ardientes voces.

    Pasó ya el tiempo de sangrienta lucha,
    cual de turbión las olas;
    ya del sañudo Marte no se escucha
    el grito aquí ni en playas españolas.

    Ya no hay brazo cruel que acero vibre
    a herir pecho de hermano...