A su paso por Ambato.
I
¿Qué misteriosa magia, dulcísimo poeta,
se encierra en tu inflamado y hermoso corazón,
que el mío deleitando le atrae, le sujeta,
y al par le comunica su fuego abrasador?
¿Por qué del alma tuya la mía aficionada
quisiera a sus destinos los suyos aunar,
y en su delirio insano verse a la vez lanzada...