• Cuando contemplo el cielo
    de innumerables luces adornado,
    y miro hacia el suelo,
    de noche rodeado,
    en sueño y en olvido sepultado,

    el amor y la pena
    despiertan en mi pecho un ansia ardiente;
    despiden larga vena
    los ojos hechos fuente,
    Loarte, y digo al fin con voz doliente:

    «Morada de grandeza,
    templo de claridad y...