Ah, no abras la ventana todavía,
¡es tan vulgar el sol...! La luz incierta
conviene tanto a mi melancolía...
Me fastidia el rumor con que despierta
la gran ciudad... ¡Es tan vulgar el día...!
Y ¿para qué la luz...? En la discreta
penumbra de la alcoba hay otro día
dormido en tus pupilas de violeta...
Un beso más para mi boca inquieta...
¡Y...