• ¡Oh, qué dulce canción! Límpida brota
    esparciendo sus blandas armonías,
    y parece que lleva en cada nota
    ¡muchas tristezas y ternuras mías!
    ¡Así hablara mi alma... si pudiera!
    ¡Así dentro del seno,
    se quejan, nunca oídos, mis dolores!
    Así, en mis luchas, de congoja lleno,
    digo a la vida: «¡Déjame ser bueno!»
    Así sollozan todos mis amores!...

  • Crin que al aire te vuela, rizada y bruna,
    parece a mis ahogos humo en fogata;
    y del arpa desprendes la serenata
    divinamente triste, como la luna.

    Y del celo ardoroso despides una
    fragancia de resina; y él te dilata
    ojo que resplandece con luz de plata,
    como en la sombra el vidrio de la laguna.

    Mas tu marido llega, con su fortuna,
    nos...