• ¡Ah! ¡quién podrá olvidarlo! Una mañana
    era diciembre encapotado y frío
    al festivo clamor de la campana,
    se alzó Madrid en bullidor gentío.

    La inmensa muchedumbre, que impaciente
    la vasta calle de Alcalá llenaba,
    una hermosura de risueña frente
    y una esperanza en ella contemplaba.

    Su dorada carroza se movía
    sobre apiñadas frentes a...