• Con la sonora trompa
    De caliope divina,
    Cantaba yo de Aquiles
    Las bélicas conquistas:

    El furor de los griegos,
    Las fúnebres cenizas
    Del Ilion, y la suerte
    De Andrómaca afligida.

    Tan hórridos acentos
    Los ecos repetían,
    Cuando un pasmo amoroso
    Dejó mi sangre tibia;

    Poco a poco el aliento
    De mí se despedía,
    ...

  • Yace en esta tierra fría,
    Digna de toda crianza,
    La vieja cuya alabanza
    Tantas plumas merecía.

    No quiso en el cielo entrar
    A gozar de las estrellas,
    Por no estar entre doncellas
    Que no pudiese manchar.

    ...
  • Si supieras, niña ingrata,
    lo que mi pecho te adora;
    si supieras que me mata
    la pasión que por ti abrigo;
    tal vez, niña encantadora,
    no fueras tan cruel conmigo.

    Si supieras que del alma
    con tu desdén ha volado
    fugaz y triste la calma,
    y que te amo más mil veces,
    que las violetas al prado
    y que a los mares los peces;

    tal...

  • Las humildes mansiones
    desaparecen del linaje humano,
    y las nubes preñadas
    mis plantas huellan: lejos ¡oh profano
    vulgo! a ti no son dadas
    las sagradas armónicas canciones
    oír que Apolo inspira,
    no el oír los tonos de la acorde lira.

    Rásgase el mortal velo,
    que al hombre siempre encubre tenebroso
    los sublimes arcanos,...

  • Siempre que miro, Clorinda,
    tu hermosura, te cotejo
    con el indio tominejo,
    por lo pequeña y lo linda:
    por su pequeñez graciosa,
    entre las flores semeja,
    aún más que pájaro, abeja
    o brillante mariposa.
    Es su pico fina aguja,
    dos puntos sus ojos son;
    mas con tanta perfección
    el Creador la dibuja,
    que en hermosura rival...

  •  Colombina ¿qué se hicieron
    tus risas de cascabel?
    ¡Ah! desde que se perdieron
    — lo saben quienes te oyeron —
    quedó inconcluso un rondel...

     Surge de las viejas salas
    y como antes, oportuna,
    vuelve a reinar, hoy que exhalas
    suspiros por...

  • Descubridor de un mundo y adivino,
    ¡quién añade a mi lira cuerdas nuevas!
    ¡quién da a mis manos el laúd divino
    del lírico de Tebas,
    o de aquel por quien osa
    la palma a Tebas disputar Venosa!
    ¡Lograra entonces con ingenio y arte
    dignos de tu grandeza celebrarte!
    Que igualarla tan solo alcanzaría
    de aquellos dos el portentoso metro
    a...

  • ¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
    tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
    la perla de tus sueños, es una histérica
    de convulsivos nervios y frente pálida.

    Un desastroso espirítu posee tu tierra:
    donde la tribu unida blandió sus mazas,
    hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
    se hieren y destrozan las mismas razas.

    Al ídolo de...

  • Razón, consuelo, has tenido
    al decir que tu traslado
    ningún artista ha logrado
    que te salga parecido.
    Pero no es justo que estés
    demostrando airado pecho
    con ellos, por no haber hecho
    lo que posible no es:
    ya que cincel y pinceles
    en tu rostro soberano
    probado hubieran en vano
    el claro Fidias y Apeles.
    Y si ves de las...

  • De cuatro aceradas puntas
    con cruda violencia roto,
    vierte el divino cadáver
    cuatro sangrientos arroyos.
    Bárbara impiedad le ciñe
    de espinas diadema tosco
    en que le añade al tormento
    nuevas puntas el oprobio.
    En la esfera de su frente
    la infame nube de abrojos
    palideces de su bulto
    inunda en licores rojos.
    ¡Oh coronas! ¡Oh...