• En hondo sueño reposa
    la vasta mortal familia:
    yo sólo gimo en vigilia
    sempiterna y dolorosa.
    Y escucho desde mi lecho
    el ronco son con que el mar
    no cesa de acompañar
    los suspiros de mi pecho.
    Somos, oh mar, parecidos:
    tú de sonar nunca dejas,
    ni yo de exhalar mis quejas
    y mis profundos gemidos.

  • A que admires extático conmigo
    de estiva noche la beldad extraña,
    con presta planta sube
    al techo de la nave, dulce amigo:
    en la mitad del cielo, que no empaña
    la más delgada transparente nube,
    brilla la blanca luna,
    y en la mar que parece ancha laguna,
    por sosegada y lisa,
    mayor su rostro copia; fresca brisa
    roza apenas la faz, pura...