• En medio del jardín yérguese altiva,
    en riquísimo mármol cincelada,
    la figura de un dios de ojos serenos,
    cabeza varonil y formas clásicas.
    En el invierno, la punzante nieve
    y el viento azotan la soberbia estatua;
    pero ésta, en su actitud noble y severa,
    sigue en el pedestal, augusta, impávida.
    En primavera, el aureo sol le ofrece...