China, espérame a las once;
A esa hora no nos ve náides,
Porque están negras las noches
Como sotana de fláire.
Déjate de andar zonciando
Con la vieja y con tu padre,
Que, últimamente, es al ñudo
Esconder lo que eyos saben.
¡Mirá quién, china, tu vieja
Pa no cazarla en el aire,
Eya, que jué p'al amor
Como Rivera p'al sable!...