• Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
    ...pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad
    envidiosa en mi clava los dardos de su inquina,
    esquívase en silencio mi planta, y se encamina hacia más puro
    ambiente de amor y caridad.

    ¿Rencores? ¡De qué sirven! ¿Qué logran los rencores?
    Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
    Mi rosal tiene...