• Va cayendo, cayendo en el abismo
    de la noche sin fin, el ángel reo;
    del espacio profundo en el mutismo
    se escucha su satánico aleteo.

    Nada detiene al trágico querube
    en su descenso del eterno día;
    nada!... nada!... ni un astro, ni una nube!
    ¡Sola siempre la bóveda vacía!

    Los siglos, al pasar, y los milenos
    secaron en su mente el fuego...