Y me senté en el carro de la sombra,
presa del más horrendo paroxismo,
y comencé a rodar sobre una alfombra
formada con el cosmos del abismo.
Y abarqué el infinito en una sola
mirada, llena de fulgor intenso…
Y vi del tiempo la gigantë ola
rodar al precipicio de lo inmenso!
Y vi la eterna procesión de mundos,
a través de mi loco desvarío...