• Nuestra pasión fue un trágico sainete
    en cuya absurda fábula
    lo cómico y lo grave confundidos
    risas y llanto arrancan.

    Pero fue lo peor de aquella historia
    que al fin de la jornada
    a ella tocaron lágrimas y risas
    y a mí, sólo las lágrimas.

  • Pasaba arrolladora en su hermosura
    y el paso le dejé,
    ni aun mirarla me volví, y no obstante
    algo en mi oído murmuró “Esa es”.

    ¿Quién reunió la tarde a la mañana?
    Lo ignoro; sólo sé
    que en una breve noche de verano
    se unieron los crepúsculos y ... “fue”.

  • Es cuestión de palabras, y, no obstante,
    ni tú ni yo jamás,
    después de lo pasado, convendremos
    en quién la culpa está.

    ¡Lástima que el amor un diccionario
    no tenga dónde hallar
    cuándo el orgullo es simplemente orgullo
    y cuándo es dignidad!

  • Cruza callada y son sus movimientos
    silenciosa armonía;
    suenan sus pasos, y al sonar recuerdan
    del himno alado la cadencia rítmica.

    Los entreabre, aquellos ojos
    tan claros como el día,
    y la tierra y el cielo, cuando abarcan,
    arden con nueva luz en sus pupilas.

    Ríe, y su carcajada tiene notas
    del agua fugitiva;
    llora, y es cada...

  • No me admiró tu olvido! Aunque de un día,
    me admiró tu cariño mucho más;
    porque lo que hay en mí que vale algo
    eso... ¡ni lo pudiste sospechar!.

  • Si de nuestros agravios en un libro
    se escribiese la historia,
    y se borrase en nuestras almas cuanto
    se borrase en sus hojas;

    te quiero tanto aún; dejó en mi pecho
    tu amor huellas tan hondas,
    que sólo con que tú borrases una,
    ¡las borraba yo todas!

  • Antes que tú me moriré: escondido
    en las entrañas ya
    el hierro llevo con que abrió tu mano
    la ancha herida mortal.

    Antes que tú me moriré: y mi espíritu,
    en su empeño tenaz,
    sentándose a las puertas de la muerte,
    allí te esperará.

    Con las horas los días, con los días
    los años volarán,
    y a aquella puerta llamarás al cabo...
    ¿...

  • ¡Los suspiros son aire y van al aire!
    ¡Las lágrimas son agua y van al mar!
    Dime, mujer, cuando el amor se olvida
    ¿sabes tú adónde va?

  • ¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,
    es altanera y vana y caprichosa;
    antes que el sentimiento de su alma,
    brotará el agua de la estéril roca.

    Sé que en su corazón, nido de sierpes,
    no hay una fibra que al amor responda;
    que es una estatua inanimada..., pero...

    ¡es tan hermosa!

  • Su mano entre mis manos,
    sus ojos en mis ojos,
    la amorosa cabeza
    apoyada en mi hombro,

    ¡Dios sabe cuántas veces,
    con paso perezoso,
    hemos vagado juntos
    bajo los altos olmos
    que de su casa prestan
    misterio y sombra al pórtico!
    Y ayer... un año apenas,
    pasando como un soplo
    con qué exquisita gracia
    con qué admirable...