• Yo vi dos soles rojos dominando el espacio
    Perlaban en sus rayos las luces de topacio
    y tendí mis dos manos hambrientas de infinito
    para estrujar en ellas un inefable mito.

    Las dos pupilas rojas como rosas del cielo
    cegaron mis pupilas, soberbias en su anhelo
    de mirar cara a cara los toques de diamantes.

    Después, como un crujido de nudos que se...