• ¿Y ha de morir contigo el mundo mago
    donde guarda el recuerdo
    los hálitos más puros de la vida,
    la blanca sombra del amor primero,
    la voz que fue a tu corazón, la mano
    que tú querías retener en sueños,
    y todos los amores
    que llegaron al alma, al hondo cielo?
    ¿Y ha de morir contigo el mundo tuyo,
    la vieja vida en orden tuyo y nuevo?...

  • Y nada importa ya que el vino de oro
    rebose de tu copa cristalina,
    o el agrio zumo enturbie el puro vaso...
    Tú sabes las secretas galerías
    del alma, los caminos de los sueños,
    y la tarde tranquila
    donde van a morir... Allí te aguardan
    las hadas silenciosas de la vida,
    y hacia un jardín de eterna primavera
    te llevarán un día.

  • Y podrás conocerte recordando
    del pasado soñar los turbios lienzos,
    en este día triste en que caminas
    con los ojos abiertos.
    De toda la memoria, sólo vale
    el don preclaro de evocar los sueños.

  • Yo escucho los cantos
    de viejas cadencias,
    que los niños cantan
    cuando en coro juegan,
    y vierten en coro
    sus almas que sueñan,
    cual vierten sus aguas
    las fuentes de piedra:
    con monotonías
    de risas eternas,
    que no son alegres,
    con lágrimas viejas,
    que no son amargas
    y dicen tristezas,
    tristezas de amores...

  • Yo voy soñando caminos
    de la tarde. ¡Las colinas
    doradas, los verdes pinos,
    las polvorientas encinas!...
    ¿Adónde el camino irá?
    Yo voy cantando, viajero
    a lo largo del sendero...
    - La tarde cayendo está-.
    "En el corazón tenía
    la espina de una pasión;
    logré arrancármela un día:
    ya no siento el corazón".
    Y todo el campo...